domingo, 31 de mayo de 2009

Antiguo recuerdo onírico del joven Tiznado

Tiznado es una de las personalidades más antiguas, y a la vez una de las más jóvenes. Un día cantó así:

El barco llega al puerto de cristal
Es un día gris. Y las negras nubes
maldicen el cielo ¿azul?
Pero yo no soy yo, no todavía,
y aún así bajo a tierra firme
dispuesto a conquistar
el nuevo mundo.
Y aquí hablan idiomas desconocidos,
veo hermosas mujeres tras las verjas.
Y me ofrecen los frutos de sus
cuerpos dorados.
Pero aferrado a los hierros
les digo que es imposible.
Lloro y les miento,
y les digo que no les amo.
Entonces subiré de nuevo a
mi barco.
Levaré anclas y navegaré solo.
Hasta el centro del mundo
y allí hundiré mi navío
para acabar con mi vida
y enterrarla bajo las aguas.

viernes, 15 de mayo de 2009

Preliminares antes de la introducción: descubrimiento de un posible Hrön.

Antes de comenzar la epopeya de alzar este engendro -confortable y robusto búnker-, muestro un hallazgo inesperado, mas no por ello menos buscado. Cierta mañana, tomando un café legañoso descubrí, al enfocar convenientemente mis sentidos y mi espíritu -algo inhabitual en mí-, una curiosa referencia a cierto ideó-logo de relumbrón.


Podría decir que estas píldoras de sabiduría nos endulzan la existencia, pero estaría diciendo una soberana gilipollez. Prefiero afirmar, en cambio, que estas pequeñas paridas nos tocan los cojones cariñosamente -los acarician, quizá-, y eso suele ser causa de grato solaz.